La alarmante situación de los trabajadores chilenos: más del 20% sufre trastornos musculoesqueléticos
Uno de los problemas de salud más habituales relacionado al trabajo es el que se refiere a los trastornos músculo-esqueléticos. De hecho, se trataría de la segunda afección producida por o en la actividad laboral.
¿Qué son? Los trastornos músculo-esqueléticos no son el resultado de accidentes, sino de traumatismos pequeños y repetidos.
Situación en Chile
Como consigna El Mercurio, la Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO) informa que durante 2017, el 19% de las licencias médicas por enfermedades no laborales fueron osteomusculares y del tejido conectivo, dentro de las cuales el 56% afectó al sexo femenino y 44% al sexo masculino (Boletín de Estadísticas de Seguridad Social 2017).
Otro dato fundamental indica que del conjunto de las denuncias calificadas como enfermedad profesional (con o sin días perdidos), en el período 2015-2017 la mayoría correspondieron a enfermedades de salud mental (32%), seguidas de enfermedades del sistema músculo-esquelético (26%).
El mayor porcentaje de enfermedades músculo-esqueléticas de extremidades superiores de origen laboral afectan en primer lugar a los codos, en segundo lugar a los hombros y en tercer lugar a la muñeca y la mano.
Causas de los trastornos músculo-esqueléticos de extremidades superiores
Aunque las patologías músculo-esqueléticas puedan afectar a cualquier parte del cuerpo, por cuestiones de organización progresiva en las políticas de Salud Ocupacional, la Autoridad Ministerial prioriza abordar las extremidades superiores y sus factores de riesgo asociados.
Este problema de salud tiene un origen multifactorial y sus factores de riesgo son:
Movimientos repetitivos, fuerza excesiva y posturas forzadas, asociados algunas veces a otros factores de riesgo como la vibración y a factores ambientales como el frío.
Factores de riesgo psicosociales, tales como las condiciones del empleo, sistemas de remuneraciones (trabajo a trato, por producción), alta demanda de trabajo, baja participación social, escasas oportunidades de descanso, baja capacidad de decisión en el proceso de trabajo, entre otros, también están asociados epidemiológicamente a este tipo de trastornos.
Factores individuales del trabajador, tales como historia clínica previa, edad, sexo y género, también representan una considerable importancia en el desarrollo de estas lesiones.